martes, 27 de octubre de 2009

El viaje más esperado

Durante toda mi vida zaragocista uno de mis grandes sueños era disfrutar con el Real Zaragoza en uno de los estadios más importantes en la historia del fútbol, el Camp Nou. El pasado domingo, 25 de octubre de 2009, pude cumplir ese sueño.

A las 9.00 horas del domingo, 50 zaragocistas aproximadamente se reunieron en los aledaños de La Romareda para iniciar el camino hacia una victoria difícil, pero no imposible. La ilusión era completa, el sueño también, entre las tres horas de viaje las conversaciones sobre el zaragocismo se enmarcaban entre los asientos. Encabezado por la Peña Argentina, la Peña Zaragocista de Belchite y grupos de amigos disfrutaban de la entrada a Barcelona. Ojalá Zaragoza pudiera disfrutar de un estadio y unas infraestructuras como las del equipo catalán. Llamaba la atención la enorme cantidad de turistas y público en general que estaban por los aledaños del estadio blaugrana. Es un negocio muy rentable.

Tras recoger nuestras entradas mis compañeros de viaje pusimos rumbo al centro de la ciudad. Bufandas, sudaderas y camisetas caminaron por la Diagonal hasta ser recibidos por un restaurante de comida rápida. En ese corto camino descubrimos que los barcelonistas tienen una gran confianza en sí mismos. Nos daban por muertos antes de empezar, algo que parece que los jugadores zaragocistas ya tenían asumido. Las Ramblas fue nuestra segunda parada. Hay asistímos incrédulos a que el triplete fuera celebrado en una pequeña fuente con algunos escudos de la Comunidad Autónoma catalana. Tras estar en la Cibeles, en Neptuno y en nuestra querida Plaza de España, las aficiones de esos tres equipos ganan por goleada a la afición blaugrana. Algo que comprobaríamos desde el comienzo del partido.

Apenas faltaban dos horas para pitido inicial y las últimas cervezas fueron acompañadas por una agradable conversación con unos aficionados culés que nos encontramos. Nos acogieron con una amabilidad, que siendo sinceros no esperabamos recibir. Conclusión: en todas las aficiones hay estúpidos que utilizan el fútbol en busca de su violencia gratuita. Afortunadamente, la mayoría de los aficionados disfrutan hablando con el rival por y para el deporte. Tuvimos suerte en ese sentido.

Las 20 horas. Una hora para el partido. Entramos y tras unas escaleras interminables llegamos hasta la parte más alta del Nou Camp. Impresiona como un deporte ha creado una inmensidad tan grandiosa. La ilusión la mostramos con cánticos apoyando a nuestro equipo y llegó el pitido incial... eran las nueve de la noche.

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